A cada tiempo su arte
En primer lugar, me gustaría decir que lo siento mucho por todos los que se han visto afectados por el COVID-19, tanto desde el punto de vista sanitario como económico.
Sin embargo, me gustaría intentar, en la medida de lo posible, rescatar algo positivo de esta situación.
Es una verdadera lástima que se hayan tenido que cancelar o posponer tantos eventos. Echo de menos las ferias de arte, los vernissages o las visitas a los museos sin la «paranoia de la distancia», no hacia las obras de arte, sino hacia la gente. Pero podemos estar contentos de vivir el HOY. Gracias a la digitalización tenemos acceso a una cantidad increíble de cosas. En lugar de ir al Open House en Basilea, evento que fue cancelado, tuve la oportunidad de visitar de manera virtual una exhibición similar en Rosario, Argentina, mi ciudad natal. Esto antes no habría sido posible. Tampoco es probable que hubiera estado en la ciudad para la ocasión.
Es una oportunidad para desarrollar nuevos modelos. Para dar vida a nuevas ideas. Se dice siempre: «Si se tiene todo, no se necesita pensar en algo nuevo». Algunas cosas momentáneamente no son más posibles. Tenemos que pensar en cómo sacar algo bueno de esta situación. El hombre se vuelve inventivo. Como por ejemplo, los vecinos del barrio Im Kurzental en Rheinfelden, quienes durante semanas celebraron miniconciertos cada día a las 18 horas.
Es el momento de reflexionar: ¿Qué cosas, las cuales hoy no son posibles, son realmente tan importantes? ¿No es un sentimiento liberador darse cuenta de que en especial los objetos materiales ya no son tan necesarios? Podemos vivir con mucho menos. Identificamos lo necesario. La manía del consumo está actualmente fuera de lugar.
Como artista, disfruto de este tiempo, trato de poner un freno y me dejo inspirar por esta constelación extraordinaria.
También veo la situación de muchos colegas artistas en España. Especialmente en las ciudades, los pisos no son grandes, tienen habitaciones pequeñas y quizás un balcón para fumadores. La vida social suele tener lugar en la calle. Durante unos dos meses hubo toque de queda. Muchos artistas afirman que el arte los ayudó a no volverse locos en estos tiempos difíciles; se volvieron más creativos, se produjo mucho. Pero muchos de ellos viven exclusivamente del turismo, porque los españoles todavía están digiriendo la crisis financiera. Eso significa sólo ingresos por ventas en línea hasta que la situación se normalice. E incluso después de eso, quién sabe…
Sin embargo, cuando leo que en los canales de Venecia el agua parece más limpia, o que en Mar del Plata (Mallorca de los argentinos) los leones marinos se han hecho con el control de la, normalmente, superpoblada ciudad portuaria, veo los efectos positivos de la pandemia.
Tal vez el coronavirus es una señal para que el hombre se pregunte: ¿soy realmente más feliz corriendo por el mundo como un loco?
Y una última reflexión: seamos solidarios, pensemos en el otro, protegete, protegé a tu semejante, protejámonos todos.
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Ver artículo original en Alemán (2xRheinfelden Julio/Agosto 2020)